La relación fronteriza desde la institucionalidad indígena: los ayllarewe mapuche del Reino de Chile en los siglos XVI y XVII
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Palabras clave

Guerra de Arauco
Ayllarewe
Vutanmapu
Historia fronteriza

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Goicovich, Francis. 2022. «La relación Fronteriza Desde La Institucionalidad indígena: Los Ayllarewe Mapuche Del Reino De Chile En Los Siglos XVI Y XVII». Sillares. Revista De Estudios Históricos 2 (3):19-61. https://doi.org/10.29105/sillares2.3-39.

Resumen

Pretendemos enriquecer los estudios fronterizos coloniales a partir de un abordaje institucional de la sociedad mapuche, el cual busca rescatar la importancia del ayllarewe en el entramado de la Guerra de Arauco. Nuestra intención es caracterizar a este conglomerado político y social dentro de un marco que va más allá del carácter belicista con que se le suele asociar. Mediante una aproximación revisionista de las fuentes (crónicas y documentación inédita de los siglos XVI y XVII), pretendemos resignificar la naturaleza, funcionalidad y estructura de este cuerpo sociopolítico, reconociéndole un carácter más complejo que el que tradicionalmente se le ha atribuido.

https://doi.org/10.29105/sillares2.3-39
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Así por ejemplo, la “Relación de lo que sucedió en el Reyno de Chile, después que el Padre Luys de Valdivia, de la Compañía de Jesus, entró en el con sus ocho compañeros sacerdotes de la misma Compañía, el año de 1612” consigna los rewe de Relomo, Calcoimo, Tirúa, Claroa, Videregua, Lleulleu, Ranculgue, Puren y Pellaguén, en tanto Diego de Rosales descarta, en dos listas que incluye en su “Conquista Espiritual del Reino de Chile”, a Videregua reemplazándola por la parcialidad de Guide y, en una de ellas, el lugar de Pellaguén es ocupado por el rewe de Curamapu, con lo que el rewe de Guadava jamás es mencionado. Véase “Relación de lo que sucedió en el Reyno de Chile...”, en José Toribio Medina, ed., Biblioteca Hispano Chilena, vol. 2, (Santiago: Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, 1963), 110; y Diego de Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Gustavo Valdés Bunster, ed., Seis misioneros en la frontera mapuche (Temuco: Centro Ecuménico Diego de Medellín/Ediciones Universidad de La Frontera, 1991 [1673]), 73, 148.

Los lonko eran los cabecillas o representantes de los lov (también llamados lof) o patrilinajes mapuche. La mayoría de los cronistas los llaman líderes o jefes. El padre Luis de Valdivia lo traduce como “la cabeza”, mientras el sacerdote Andrés Febrés incorpora la variante loncogen, a la que define como “principal, superior”. Félix José de Augusta lo llama “la cabeza, el jefe”, acepción que mantiene Juan Grau. Véase Luis de Valdivia, Arte y gramática general de la lengua que corre en todo el Reyno de Chile (Sevilla: Thomás Lopez de Haro, 1684 [1606]). Andrés Febrés, Arte de la lengua general del Reyno de Chile (Lima: Calle de la Encarnación, 1764), 535. Augusta, Diccionario Araucano-Español, 161.

Ovalle, Histórica relación del Reino de Chile, vol. 2, 11, 20.

Fray Diego de Ocaña, Relación del viaje a Chile, año de 1600 (Santiago: Editorial Universitaria, 1995 [1607]), 39. Esta apreciación contrasta con la entregada por Alonso de Ovalle y Diego de Rosales; el primero nos dice: “sabemos que los isleños de la Mocha, que son jente humana, cortés y apacible, como lo han esperimentado las armadas que han arribado a ella”, en tanto el segundo afirma que “estos jamas han tenido guerra con los españoles”. Véase Ovalle, Histórica relación del Reino de Chile, vol. 1, 173; y Rosales, Historia General de el Reyno de Chile, vol.1, 288.

Bibar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, 255.

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Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 87.

Rosales, Historia General de el Reyno de Chile, vol.1, 289.

Para el caso de Purén, véase “Relación de lo que sucedió en el Reyno de Chile...”, en Medina, Biblioteca Hispano Chilena, 110. Para Quecheregua véase ANVM, “Autos de las paces y perdón general hechos por el Gobernador Alonso García Ramón, 1605”, vol. 279, fs. 26-27.

El levo o lebo, según Boccara, era una “unidad sociopolítica compuesta de diversos quiñelob”; véase Boccara, Los vencedores, 414.

Diego de Rosales nos dice que “comercian con los de tierra y Paicabi, por carneros y obejas de la tierra y lumas para cabar, las cosas que los indios de tierra firme adquieren de los Españoles, como hachas de yerro, cuñas, añil, cuentas de vidrio y cosas assi”; véase Rosales, Historia General de el Reyno de Chile, vol.1, 289.

Latcham, La organización social…, 379.

Los ulmen fueron generalmente identificados como personas de prestigio cuyo reconocimiento iba más allá de los patrilinajes mapuche. Andrés Febrés, Arte de la lengua general…, 319, le llama “cacique” y “curaca”. El diccionario de Grau lo define como un “mapuche gobernante de un distrito, jefe, cacique en tiempo de paz, noble, adinerado”; véase Juan Grau, Voces indígenas de uso común en Chile: apellidos y patronímicos, 3a ed. (Santiago: Ediciones Oikos, 2000), 225.

Una descripción detallada de estas conferencias en Barros Arana, Historia General de Chile, 332-334. Véase también Francisco Enrich, Historia de la Compañía de Jesús en Chile, vol. 1 (Barcelona: Imprenta de Francisco Rosal, 1891), cap. 12, 503-525; Crescente Errázuriz, Historia de Chile durante los gobiernos de García Ramón, Merlo de la Fuente y Juan Jaraquemada, vol.1 (Santiago: Imprenta Cervantes, 1908), cap. 2; Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España, vol. 4 (Madrid: Administración de Razón y Fe, 1913), Libro 3°, cap. 11, 668-690. El aporte más reciente es el de José Manuel Zavala, José Manuel Díaz Blanco y Gertrudis Payás, “Los parlamentos hispano-mapuches bajo el reinado de Felipe III: la labor del padre Luis de Valdivia (1605-1617)”, Estudos Ibero-Americanos 40, n° 1 (2014): 23-44.

ANVM, “Autos de las paces y perdón general hechos por el Gobernador Alonso García Ramón, 1605”, vol. 279, fs. 35-36.

En efecto, al arribar los hispanos a este curso fluvial se encontraron con una modalidad de organización dual del territorio que se manifestaba tanto en la nominación diferencial del curso superior de dicho río (valle de Chile) respecto a su cauce inferior (valle de Conconcagua), así como en la presencia de dos cabezas de poder que señoreaban sobre ambas mitades. Bibar es quien mejor grafica esta pretérita realidad cuando señala que “los señores de este valle son dos: el uno Tanjalongo, éste manda de la mitad del valle a la mar; el otro cacique se dice Michimalongo, éste manda y señorea la mitad del valle hasta la sierra. Este ha sido el más temido señor que en todos los valles se ha hallado”. Véase Bibar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, 100.

“Relación de lo que sucedió en el Reyno de Chile...”, en Medina, Biblioteca Hispano Chilena, 100.

ANMV, “Tratado entre el gobernador Alonso de Ribera y los indios (Paces de Chicuya), 20 de noviembre de 1612”, vol. 20, fs. 20-20v.

ANVM, “Autos de las paces y perdón general hechos por el Gobernador Alonso García Ramón, 1605”, vol. 279, fs. 14-15.

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Febrés, Arte de la lengua general…, 647, lo define como “los que goviernan en tiempo de guerra”. Boccara, Los vencedores, 415, lo identifica como “general de los escuadrones indígenas”.

El Diccionario de Autoridades lo define como “el que gobierna, dirige y encamina alguna cosa, para lograr el fin que desea”. Una segunda acepción, igualmente válida para nuestra propuesta, señala que “se llama asimismo al superior que manda y ordena a los inferiores, en orden al debido fin del público...”; RAE, Diccionario de Autoridades, t. IV, vol. 2 (Madrid: Editorial Gredos, 1964 [1732]), 56.

Núñez de Pineda y Bascuñán, Cautiverio feliz, 102.

ANVM, “Autos de las paces y perdón general hechos por el Gobernador Alonso García Ramón, 1605”, vol. 279, f. 37.

ANVM, “Autos de las paces y perdón general hechos por el Gobernador Alonso García Ramón, 1605”, vol. 279., f. 8.

Ovalle, Histórica relación del Reino de Chile, vol. 2, 71.

Núñez de Pineda y Bascuñán, Cautiverio feliz, 307.

El prestigio fue un fundamento importante en la perpetuación de la guerra. A lo largo del tiempo surgieron líderes que buscaron concitar alzamientos o dilatarlos en el tiempo a fin de labrar sus nombres en la memoria de sus iguales e incluso de sus rivales, como lo demuestra Anganamón cuando pregunta a Núñez de Pineda “qué es lo que decían de él entre nosotros [los hispanos], si tenia opinion de soldado y de valiente”. Sin embargo, también hubo líderes que, inspirados por el anhelo de alcanzar la fama, fracasaron en su intento de sublevación perdiendo en ello la vida, como ocurrió al cacique Curiguanque de la Mariquina en 1647. Véase Núñez de Pineda y Bascuñán, Cautiverio feliz, 127, y Biblioteca Nacional de Chile, Documentos Originales de José Toribio Medina, “Copia del proceso seguido contra los caciques Curiguanque, Maliante y el indio Catigneu, todos de la Mariquina, por intento de asesinato del Veedor General Francisco de la Fuente Villalobos y demás capitanes y soldados y sacerdotes que entraron en sus tierras en fe de la paz que habían ofrecido, 1647”, t. 311, fs. 1-61.

Febrés, Arte de la lengua general…, 459, dice que son “los mozetones”, incorporando las acepciones de “esforzado, valiente, guapo”, definiciones que son mantenidas en el diccionario de Augusta, Diccionario Araucano-Español, 93. Dado que la mayoría de los jóvenes mapuche se incorporaban a las fuerzas indígenas que resistieron al invasor español, algunos autores coloniales tradujeron el término como “soldado”, aludiendo a los guerreros nativos, lo que sin embargo es un error de concepto, ya que esa definición le corresponde más bien al término weichafe; véase Valdivia, Arte y gramática general…

Francis Goicovich, “En torno a la asimetría de los géneros en la sociedad mapuche del período de la Conquista Hispana”, Historia 36 (2003): 161.

Una de las pocas aproximaciones es la que ha realizado Andrea Ruiz-Esquide, Los indios amigos en la frontera araucana, (Santiago: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos/Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 1993), 46-48.

Los toki eran unas hachas de piedra que detentaban una poderosa connotación simbólica en el seno de la cultura mapuche. Dicha simbología estaba fuertemente ligada al color del artefacto, ya que los toki de color negro eran usados en rituales para concertar alianzas y así llevar adelante la guerra contra los españoles, mientras que los toki blancos eran usados en los rituales de paz. Los líderes bélicos mapuche, llamados toki o gentoki, eran los portadores de estos emblemas confeccionados en pedernal negro. Luis de Valdivia, Arte y gramática general…, le llama simplemente “hacha”, al igual que Augusta, Diccionario Araucano-Español, 216. Para una aproximación al valor simbólico de los toki y su uso en las rituales de paz y guerra, véase Francis Goicovich, “Un sistema de equivalencias: el ritual del sacrificio en la cultura reche-mapuche de tiempos coloniales (siglos XVI y XVII)”, Historia 51, n° 2 (2018): 423-454.

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“Relación de lo que sucedió en el Reyno de Chile...”, en Medina, Biblioteca Hispano Chilena, 111.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 72.

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Sin embargo, en tiempos del alzamiento general de 1598 debió compartir este liderazgo y preeminencia con el rewe de Pellaguén, de la cual eran originarios los afamados toquis Ainavilo y Anganamón.

Para una aproximación a las formas de ascensión al poder en la sociedad mapuche, véase Silva, “Hombres fuertes y liderazgo…”, y Osvaldo Silva y María Cristina Farga, “El surgimiento de hombres poderosos en las sociedades segmentadas de la frontera Inca: el caso de Michimalonko”, en Actas del V Congreso Internacional de Etnohistoria (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1998), 255-265.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 155.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche271.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 296.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche 162.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche156.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche 162.

Las estrategia misional de ejemplo e imitación que nacían del aprovechamiento de los rewe y ayllarewe principales se resume en el siguiente fragmento de Rosales: “Mucho puede el buen ejemplo, y confío en Dios, que el de los Indios de Purén ha de poder mucho, para que otros sigan sus pasos que como el mal fueron los primeros, pues de esta tierra salió el alzamiento general, y en seguimiento de los de Puren se rebelaron todas las Provincias, en su seguimiento, y a su imitación se han de convertir muchas”, Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 162-163.

Rosales, “Conquista Espiritual...”, en Valdés Bunster, Seis misioneros en la frontera mapuche, 58-59.

“Declaración que hizo el padre Fray Juan Falcón...”, ob. cit., p. 319.

“Declaración que hizo el padre Fray Juan Falcón…”, en Zapater, “Testimonio de un cautivo. Araucanía, 1599-1614”, 319.

“Copia de una carta del Padre Luys de Valdivia para el señor Conde de Lemos Presidente de Indias, Lima, 4 de enero de 1607”, en Medina, Biblioteca Hispano Chilena, 55. El documento también se encuentra en Biblioteca Nacional de Chile, Manuscritos de José Toribio Medina, t. 111, fs. 22-41.

Francis Goicovich, “Reevaluación etnohistórica de las ayllareguas reche-mapuches”, en Actas del V Congreso Chileno de Antropología (San Felipe: Colegio de Antropólogos de Chile, 2004), 559-565.

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